¿Es bueno que los niños crean en Santa Claus? Esto dice la ciencia
Creer en Santa Claus incentiva la imaginación y el juego en la población infantil, dos factores claves para el desarrollo integral de la personalidad

Agencias
Desde hace años, en diversas partes del mundo, la sociedad llegó a un acuerdo, todos los adultos le dirían a los niños y niñas que en Navidad, Santa Claus, un ser mágico, les traería juguetes.
Con el tiempo, muchos de esos niños se convirtieron en padres y continuaron con la tradición. Sin embargo, algunos otros abandonaron el club de la fantasía y dejaron de imaginar a renos gigantes, surcando el cielo, provenientes de una fábrica de deseos ubicada en el polo norte.
En plena temporada decembrina, estimado lector(a) de EL SOL DE TAMPICO permítenos una pregunta: ¿Tú crees en Santa Claus?
¿A quién no le gusta la Navidad?
Dentro de la literatura inglesa y estadounidense existen dos personajes que representan la aversión hacia las festividades: Ebenezer Scrooge y el Grinch.
El primero surgió de la pluma de Charles Dickens en “Cuento de Navidad” y el segundo es responsabilidad de Theodor Zeus Geisel, alias Dr. Seuss.
Sbanezer Scrooge es un rico prestamista en extremo avaro, quien rehuye de la compañía de sus semejantes, considera las fiestas como un derroche innecesario de dinero y se incomoda ante las grandes expresiones de alegría.
Una Nochebuena, Scrooge recibe la visita de Jacob Marley, un antiguo socio de negocios, quien falleció siete años antes y quien le advierte que de persistir con su humor actual, le espera una eternidad de sufrimiento.
Para mostrarle los errores cometidos y las consecuencias de sus acciones presentes, tres fantasmas se le aparecen a Scrooge. Uno lo lleva al pasado, otro hace un recorrido por el presente y otro más le enseña el futuro.
Lo que Scrooge ve, le atemoriza tanto que cambia radicalmente su conducta. El día de Navidad se emociona tanto que envía un enorme pavo a la casa de su empleado, Bob Cratchit. Incluso acude a la cena en casa de su sobrino, la cual previamente había rechazado de manera tajante.
El Grinch, por otro lado, vive en una cueva al norte de Villa Quién y un día antes de Navidad, decide que va a robar todos los adornos, comida y obsequios de sus coetáneos. Su objetivo, por supuesto, es destruir el espíritu decembrina.
No obstante, cuando logra su cometido, el Grinch descubre que todos los quienes de Villa Quién cantan, tomados de la mano, embargados de felicidad. El Grinch estupefacto, regresa todo lo robado y se une a la celebración. Por lo que sabemos, él incluso cortó el pavo.
Como podemos ver en estos dos ejemplos, incluso los críticos más acérrimos a la fecha, terminan cediendo ante su aparente encanto.
La importancia de la imaginación y de los juguetes
Creer en Santa Claus implica apostar por la imaginación. La Real Academia Española (RAE) define el vocablo como “facilidad para formar nuevas ideas y nuevos proyectos”. Entre los sinónimos de la palabra se incluyen: creatividad, ingenio, inventiva, viveza y creación.
Un hilo de preguntas en el portal Quora señala que la imaginación es, al mismo tiempo, una herramienta de relajación, motivación, aprendizaje y productividad.
Una de las características principales de la festividad es el hecho de que Santa Claus reparte juguetes. Y aunque existen diversas críticas al respecto del consumo excesivo de bienes materiales, los juguetes son una herramienta vital para el desarrollo integral de la personalidad.
La Cámara Argentina de la Industria del Juguete señala los beneficios a la salud mental de jugar:
●Desarrolla la coordinación motriz
●Fomenta la empatía y la comprensión
●Promueve el raciocinio y la atención plena
●Ayuda a la regulación de las emociones
●Disminuye los índices de estrés, depresión y ansiedad
●Contribuye a la solución de conflictos
●Fomenta la comunicación
¿Cuántas personas creen en Santa Claus?
De acuerdo con el diario Independent, en 2024, una encuesta realizada a dos mil padres y madres de familia de Reino Unido reportó que el 68% de sus hijos menores de 18 años continúan creyendo en Santa Claus.
El Censo de Población y Vivienda 2020 del Inegi indica que en Tamaulipas viven aproximadamente 931 mil 259 niñas y niños entre los cero y los 15 años. La pregunta es, ¿cuántos de ellos todavía creen en papá Noel, alias San Nicolás de Bari, también conocido como Nikolaus?
Si los lectores nos permiten una metáfora, nos expresaremos en los siguientes términos. Existen niños que son como Cindy Lu Quién, de Villa Quién, entusiastas y felices por la celebración.
Otros en cambio son más como Susan Walker, la protagonista de “Milagro en la calle 34”. Susan es hija de Doris Walker, una mujer de negocios, quien consideró que era mejor privilegiar la verdad sobre la fantasía, por ello le confesó a su hija que Santa Claus no existía.
A Susan, contrario a otros niños, no le apetece comer dulces porque está cuidando su ingesta de azúcar. Sin embargo, a pesar de que sabe la verdad detrás de las festividades, Susan empieza a dudar cuando conoce a Kris Kringle.
Kringle hará que Doris Walker se cuestione si apostar por la fantasía es tan mala idea cómo ella pensaba. Y tal como ocurrió con Ebenezer Scrooge y el Grinch, la familia Walker comenzó a percibir bajo un nuevo paradigma el significado de la Navidad.
¿Cuál es el número de teléfono de Santa Claus?
No sabemos a ciencia cierta cuántos niños y niñas alrededor del mundo creen en Santa Claus, también desconocemos el número de adultos que continúan preservando dicha fantasía entre sus familias, pero sabemos estos datos.
Google Trends informa que el 23 de diciembre de 2024, una pregunta registra un incremento del 300% en el país: “¿Cuándo llega Santa Claus a México?”
A la misma fecha, el portal Keyword Tool enlista que una de las cinco principales búsquedas en internet, en Tamaulipas, relacionadas con el hombre del traje rojo es: “¿Cuál es el número para llamar a Santa Claus?”
Es cierto, no existe una cifra exacta sobre cuántas personas creen en Santa Claus, pero el mundo virtual nos muestra que todavía hay quien lo espera e incluso quiere hablar con él. Entonces, lectores de EL SOL DE TAMPICO, de nueva cuenta, ¿quién todavía imagina a Rodolfo, el reno, tirando del trineo?